Hoy quemaremos las quimeras
del
dolor.
Recorta también la soga:
goza la
lengua al temblarse.
Hoy desalambraremos
los vacíos de las cámaras
de gas de la vida aséptica.
Nunca racionaremos los besos:
en tus manos
sembraremos
un vendaval
de voces.
Haremos oídos huecos
ante
los tacones
sobre
el entarimado.
En el
autocine
duelen las
luces
de las
estrellas
desde lo
alto.
Hoy quemaremos los puntos
más oscuros del cielo.
Hoy miraremos sin parpadear
a las piedras del miedo,
porque nuestros abrazos
nos dan todo el coraje
del heroísmo más cotidiano.
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