finas
como besos en la mejilla
sobre
la mesa del despacho
oval
queda
un rostro una mirada un espejo
sin
arrugas ojos entornados cuando
se
escucha el principio de la explosión.
Pierdo
los sueños cuando despierto
y es
por eso que siempre quiero
quedarme
a tu lado:
hubo un minuto de silencio esta mañana
junto a la parada del autobús:
son las ruedas prestadas
las que terminan siempre
por reventar.
(Escrito a principios de 2011)
No hay comentarios:
Publicar un comentario